sábado, 24 de mayo de 2014

¿ES LA CALIDAD UN ACTIVO?

Definitivamente SI. La calidad agrega valor no solo al cliente, sino también a la organización; por lo tanto, al igual que una maquina contribuye al crecimiento de la empresa cada vez que produce un articulo, la calidad de este articulo, igual genera compras repetitivas del cliente, contribuyendo así al crecimiento de la empresa. Por ende, en la medida que la calidad se institucionaliza, los resultados de las organizaciones mejoran sustancialmente.

Aunque muchos consideran la Calidad como Activo Intangible, la verdad es que para el cliente la calidad es muy tangible, pues la palpa, huele, oye, mira, o saborea cada vez que usa un producto y cada vez sus sentidos se vuelven más exigentes, en la satisfacción de sus necesidades. Quizás la única diferencia sea, que no acostumbramos asignarle un valor contable.

Sin embargo, en las empresas que gestionan el conocimiento sistémicamente, manejar activos intangibles no es algo nuevo y cada día comprueban, que los Intangibles crecen en importancia de forma acelerada y por lo tanto, se deben valorar y gestionar bajo un sistema, como parte importante del valor de una empresa. Note que mientras las maquinas y edificios se deprecian, los intangibles aumentan su valor y crecen cada vez que se utilizan.

Si el SISTEMA DE CALIDAD es: un conjunto establecido y comprobado de procesos y procedimientos que se revisan continuamente, para adaptarlos a un ámbito cambiante. El poner en práctica un sistema de calidad que funcione, hace que el producto o servicio se amolde más, a las exigencias del cliente y por lo tanto, mejora la calidad.

El SISTEMA DE CALIDAD permite hacer bien las cosas, desde la primera vez y todas las veces. Los errores y desperdicios, representan los costos de no haber hecho bien las cosas, pero ojo, éstos representan costos adicionales a los normales de la operación y no se pueden calcular anticipadamente, pues surgen dentro de los procesos del negocio.

Algunos de los defectos lastimosamente llegan hasta los clientes, incrementando aun mas los costos para la empresa, no solo porque implica hacer efectiva una garantía y recoger el producto desde las bodegas del cliente, sino por el impacto en el nivel de satisfacción y confianza del cliente, hacia nuestros productos; esto definitivamente se refleja más temprano que tarde, en el descenso en las ventas. Estos costos agregados constituyen la cara opuesta del valor agregado.

Reducir costos, aumentar la lealtad del cliente, incrementar ingresos...etc. son beneficios de la calidad y para lograrla, la empresa combina sus recursos, tecnología y el capital humano que dispone; pero, si bien es cierto que la calidad hace crecer la empresa, su ausencia, al igual que la falta de recursos, también puede destruirla.

La realidad indica que la calidad es un activo valioso y entre más competitivo sea el mercado en que se opere, mayor es su valor. La empresa que cuente con un sistema de gestión de la calidad y si está certificado mucho mejor, no solo garantiza la calidad de sus productos, también tendrá una gran ventaja sobre sus competidores y sus productos serán preferidos.

Protejamos la calidad, al igual que protegemos el dinero y los demás activos de la empresa.

Autor: Salvador Rodríguez González
Tomado de www.normas9000.com

miércoles, 18 de agosto de 2010

Tirar la vaca por el barranco

"El hombre nunca sabe de lo que es capaz, hasta que lo
Intenta." Charles Dickens (1812-1870)


Entrar en zona de confort sin cuestionar lo que hacemos nunca nos
dejará disfrutar resultados distintos a los que obtenemos. El líder busca
formas diferentes de hacer las cosas porque sabe que en su entorno la
constante es el cambio.
Depender y perpetuarse de manera excesiva de una misma fuente de
valor es un riesgo alto dependiendo del tipo de negocio y para muchos
el cambio puede representar un reto paralizante.
La siguiente historia es una lectura obligada para quien transita el
camino de las decisiones importantes tanto para la vida personal como
para la vida profesional:
Un maestro de la sabiduría paseaba por el bosque con su fiel discípulo
cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia muy pobre y decidió hacer
una breve visita al lugar. Durante la caminata le comentó al aprendiz
sobre la importancia de las visitas, de conocer personas y las
oportunidades de aprendizaje que tenemos de estas experiencias.
Llegando al lugar constató la pobreza del sitio. Los habitantes, una
pareja con tres hijos, vivían en una casa de madera, vestán ropas
sucias y rasgadas y no llevaban sin calzado. Se aproximo al padre
de familia y le pregunto:
"En este lugar no existen señales de trabajo ni puntos de comercio,
¿Cómo hacen el señor y su familia para sobrevivir?".
El señor calmadamente respondió:
"Amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros
de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o la
cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con
la otra parte producimos queso y derivados para nuestro consumo y
así es como vamos sobreviviendo."
El sabio agradeció la información, contemplo el lugar por un momento
y se fue. En el camino le ordenó a su fiel discípulo que buscara la
vaquita, la llevara al precipicio de allí en frente y ¡la empujara al barranco!
El joven, espantado, vio al maestro y lo cuestiono sobre el hecho de que
la vaquita era el medio de subsistencia de aquella familia. Percibió el
silencio absoluto del maestro y fue a cumplir la orden. Así que empujó la
vaquita por el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en
la memoria de aquel joven durante algunos años.
Un día, el joven resolvió abandonar todo lo que había aprendido y
regresar a aquel lugar para contarle todo a la familia, pedir perdón y
ayudarlos. A medida que se aproximaba al lugar veía todo muy bonito,
con arboles floridos, habitado, niños jugando en el jardín. El joven se
sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia
había vendido el terreno para sobrevivir. Preguntó a un hombre por la
familia que vivía allí hace unos cuatro años, quién respondió que aún
seguían viviendo allí.
Asombrado el joven entro corriendo a la casa y reconoció a la misma
familia que visitó hace algunos años con el maestro.
Elogio el lugar y le pregunto al dueño de aquella vaquita:
"¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?"
El señor entusiasmado le respondió:
"Nosotros teníamos una vaquita que cayo por el precipicio y murió, de
ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer cosas diferentes y
desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos, así
alcanzamos el cambio que ven tus ojos ahora."
¿No estarás abrazando algo que no te deja progresar?, ¿Cuál
es tu Vaquita? Quizá hoy sea el día para que la tires hacia el
Barranco.
Fuente: Aporte enviado por una colaboradora

sábado, 31 de octubre de 2009

Venezuela de Calidad

Bienvenidos, próximamente haré de este espacio el canal para compartir experiencias en materia de calidad.

Saludos a todos